01-abr-Cuando Madrid fue invadido… y nosotros lo salvamos (o casi)
Experiencia de realidad virtual en Virtual Zone Madrid
01/04/2025
Todavía estoy procesando lo que vivimos hace unas semanas con mis compañeros de trabajo en Virtual Zone. Fuimos a probar la experiencia Invasión Madrid y, sinceramente… ¡fue alucinante!
Desde el primer minuto, te sumerges en un Madrid del futuro totalmente devastado, apocalíptico, en plena invasión alienígena. La misión: salvar a la humanidad viajando al año 2050 y atravesar la ciudad —desde la Plaza de Cibeles hasta el estadio de fútbol— en menos de 45 minutos. Suena loco, ¿verdad? Pues vivirlo lo es aún más.
Al llegar, como éramos muchos, nos separaron en dos grupos de aproximadamente 8 o 9 personas. Entramos en la sala donde nos esperaba la experiencia y allí nos dieron unas gafas de realidad virtual, además de explicarnos unas reglas básicas de funcionamiento.
No sabía lo que me iba a encontrar y, en parte, ese factor sorpresa incrementó la emoción, porque nuestra misión nos llevó por un camino incierto, frente al que los seres humanos no estamos preparados. Con el casco de realidad virtual puesto y todo el equipo de movimiento, se me olvidaba por completo que no era real. Las imágenes y sonidos hacían que te sintieras de verdad en otra realidad.
En serio, hubo momentos en los que sentí vértigo, otros en los que la emoción me tenía con el pulso a mil, y también ratos en los que el miedo me hacía dudar si avanzar o no. Y eso que sabía que estaba en una sala, pero el realismo es tan bestia que tienes que recordártelo constantemente.
Una de las partes más impactantes fue cuando nos encontramos dentro de un vagón del Metro de Madrid. Las puertas se cerraron y, durante unos segundos, reinó el silencio. Todos mirábamos a nuestro alrededor, atentos a cualquier movimiento. Sabíamos que algo iba a pasar. De pronto, el vagón se apagó, vibró, y empezamos a escuchar ruidos en los túneles. Esa sensación de claustrofobia, el ambiente oscuro y el sonido envolvente hizo que muchos diésemos un pequeño salto (o un grito, no lo negaré). Y después... los alienígenas atacando.
Mientras avanzábamos, la ciudad se volvía cada vez más siniestra. Los cuerpos esparcidos por las calles, los coches abandonados, los edificios derrumbados… parecía una mezcla entre The Last of Us y District 9, pero con Madrid como escenario. Fue impactante ver lo realistas que eran los detalles, hasta el punto de que por un momento me encontré evitando pisar a los “muertos” que estaban en el suelo. Ahí fue cuando tuve que recordarme que era un juego.
Empezaron a aparecer poco a poco, pero su número y agresividad fue en aumento. Al principio sentías esa mezcla de sorpresa y miedo, pero una vez te metías en la dinámica, aparecía esa satisfacción pura de acabar con ellos. Cada baja era un pequeño subidón de adrenalina, sobre todo cuando venían corriendo en grupo a toda velocidad y tenías que coordinarte con tus compañeros para no caer.
Ahí es donde la experiencia se convierte en algo más que un juego: se vuelve un verdadero trabajo en equipo. Cada uno asumía su rol sin pensarlo. Algunos abrían camino, otros cubrían la retaguardia, y algunos más avisaban desde lejos si venía una nueva oleada. Nos gritábamos instrucciones, reíamos cuando alguien fallaba el disparo y nos sobresaltábamos todos al mismo tiempo si algo nos sorprendía por detrás. La complicidad y la tensión compartida es una de las cosas más geniales de esta experiencia.
Además, para los que llevamos el espíritu competitivo a flor de piel, hay un aliciente adicional: al final puedes ver el ranking de puntuaciones. Cuántos alienígenas ha matado cada uno, quién fue el más certero, quién cayó más veces… Todo eso genera un nuevo nivel de risas y bromas entre compañeros. Y si no quedaste en los primeros puestos, te vas jurando que volverás para mejorar.
Otro punto que me encantó fue el final de la experiencia. Cuando piensas que ya lo has vivido todo, recibes un vídeo personalizado en el que puedes verte a ti mismo durante el juego. Primero aparece la versión sin efectos, donde todos nos movemos de forma un poco torpe, haciendo gestos extraños en el aire, sin darnos cuenta de lo ridículos que parecíamos desde fuera. Y luego, con los gráficos y los efectos del juego superpuestos, parecemos auténticos héroes de una película de acción. La comparación es tan divertida como épica.
Si alguna vez has soñado con estar dentro de un videojuego o una película apocalíptica, Invasión Madrid es eso… y más. La ambientación es brutal, la tecnología funciona de maravilla y la narrativa está muy bien construida para mantenerte enganchado todo el tiempo. No sé si salvamos el mundo, pero seguro que nos llevamos una experiencia increíble que no vamos a olvidar.
¿Repetiría? Sin dudarlo. ¿Lo recomiendo? A todo el mundo.
Porque hay cosas que no se pueden contar… hay que vivirlas.
Eso sí, si tuviera que pedir algo más para que fuera totalmente inmersiva, añadiría efectos físicos como viento, vibraciones más potentes o incluso un poco de agua (por ejemplo, al pasar por zonas inundadas o cuando explota algo cerca). Eso lo haría absolutamente perfecto. Ya que la mente se lo cree todo, el cuerpo debería acompañar también. Pero incluso sin eso, fue una auténtica pasada.
Al salir, todos teníamos la misma sensación: “¡qué locura!”, mezclada con una sonrisa y ganas de comentarlo todo. Fue una combinación perfecta de emoción, miedo, risas, trabajo en equipo, competitividad y ciencia ficción. Ideal para hacer con amigos, familia o, como en nuestro caso, con compañeros de trabajo. Porque nada une más que salvar el mundo juntos… o al menos intentarlo.