1 de mayo. Reflexión en el día del trabajo
01/05/2025
En el Día del Trabajo quiero hablar de un concepto sobre el que he reflexionado a lo largo de mi vida, y que seguramente muchas personas creativas también se han planteado alguna vez: ¿cuál es la diferencia entre trabajo, profesión, vocación y pasatiempo? ¿Estamos haciendo lo correcto con nuestro tiempo? ¿Elegimos bien?
· Trabajo es toda actividad que realizamos para obtener una compensación (dinero, estabilidad, seguridad). Es decir, aquello que nos permite pagar las cuentas.
· Profesión o carrera es una especialización del trabajo. Requiere formación, conocimientos técnicos y experiencia. Muchas veces se elige por contexto, oportunidad o habilidad. Implica una trayectoria profesional, con metas, ascensos e identidad.
· Vocación, en cambio, es más profunda: tiene que ver con un llamado interior, algo que nos apasiona, que da sentido a nuestra vida, incluso si no nos pagan por ello. Es aquello que harías incluso en silencio, solo porque lo necesitas para sentirte tú.
· Pasatiempo o curiosidad: algo que te interesa, aunque no sepas exactamente por qué.
A veces coinciden. A veces no.
Estos conceptos se relacionan con el famoso ikigai, una filosofía japonesa que busca el equilibrio entre lo que hacemos y lo que da sentido a nuestra existencia.
🌸 ¿Qué es el Ikigai?
Ikigai (生き甲斐) significa “razón de ser” o “motivo para levantarse cada mañana”.
No se trata solo de una profesión ni de una gran meta, sino de aquello que da sentido a tu vida, por sencillo que sea.
Visualmente, se representa con un diagrama de cuatro círculos que se superponen:
Lo que amas (pasión)
Lo que haces bien (profesión)
Lo que el mundo necesita (vocación)
Por lo que te pueden pagar (trabajo)
💡 Tu ikigai está en el centro, donde coinciden las cuatro.
👉 Cuando tu trabajo es también tu vocación, tu pasión y tu profesión, estás en el centro del ikigai.
El ikigai:
Conecta tu ser con tu hacer.
Integra propósito, habilidades, deseo y contribución.
Es una brújula interior, no una meta externa.
Y puede cambiar varias veces a lo largo de tu vida.
Como decía Viktor Frankl, el sentido de la vida no está en la felicidad momentánea, sino en tener un propósito.
“La vida no es insoportable por las circunstancias, sino por la falta de sentido.”Viktor Frankl. El hombre en busca de un sentido
Para él, la vocación es algo que descubrimos al escuchar con atención nuestra vida.
“La vocación no es tanto un objetivo que perseguimos, sino una verdad que habitamos.
Ken Robinson, en El Elemento, habla de ese lugar donde pasión y talento se cruzan. Ahí florece la vocación:
“Encontrar tu elemento es esencial para el bienestar personal y el progreso de la sociedad.”
Sin embargo, Elizabeth Gilbert, en Libera tu magia, cuestiona la presión de convertir tu pasión en trabajo.
“No le exijas a tu arte que pague tu renta. Ámalo lo suficiente como para dejarlo libre.”
“Sigue lo que te da curiosidad, aunque no sepas a dónde lleva.”
Estas ideas me han resultado liberadoras y me han ayudado a comprender que:
Puedes tener un trabajo que no sea tu vocación y aun así vivir con plenitud.
Puedes cuidar tu vocación como un jardín secreto, sin necesidad de monetizarla.
Puedes ser muchas cosas a la vez: madre, escritora, contadora, bordadora… sin tener que elegir solo una.
Gilbert nos invita a relajarnos con la obsesión de “encontrar la única gran pasión” y, en su lugar, seguir la curiosidad como un hilo suave que nos guía hacia la creatividad, la alegría y quizás, una vocación sin etiquetas.
Sarah Ban Breathnach, en El encanto de la vida simple, aborda también estos temas, desde una perspectiva más íntima y espiritual.
Ella propone:
“Lo que estamos buscando no es una carrera, sino una vocación del alma.”
Para ella:
La vocación no siempre implica dinero: puede ser cuidar, escribir, crear belleza, acompañar, sanar.
El alma tiene ritmos. No siempre estamos listas para encontrar “nuestra misión”, pero podemos empezar con pequeños pasos de autoescucha.
La simplicidad, la gratitud y la introspección nos ayudan a reconocer qué actividad (invisible o no rentable) nutre de verdad nuestro ser.
“Una vocación verdadera no es lo que eliges. Es lo que no puedes dejar de hacer.”
Mientras muchos autores hablan de la vocación como un impacto exterior, Ban Breathnach pone el foco en el impacto interior: cómo una vida sencilla, fiel a una misma, puede ser un acto profundamente creativo y espiritual.
También da voz a otras formas de vocación que a menudo no son socialmente reconocidas:
El cuidado de otros
La contemplación
El arte personal
La espiritualidad cotidiana
El trabajo emocional invisible
✨ Conclusión:
No necesitas que todo se alinee para tener una vida plena.
A veces tu trabajo no será tu vocación, y a veces tu pasión vivirá fuera de la oficina. Y está bien.
El ikigai no es un destino fijo, es un camino que se transita con honestidad, curiosidad y sensibilidad.
Encontrar sentido no siempre significa encontrar una “gran” misión, sino conectar, cada día, con lo que te da paz, alegría o propósito —aunque sea pequeño, aunque sea invisible.
Porque al final, como dijo Frankl, lo esencial no es lo que haces, sino el por qué lo haces.