11/05/2025
Bienvenido/a la newsletter de Pequeños (grandes) placeres de la semana 19, un espacio donde encontrarás inspiración para llevar una vida más feliz: recomendaciones de libros, películas y pequeños momentos que vale la pena atesorar en el día a día.
Cada domingo recibirás un resumen con las entradas de la semana, para que puedas leerlas con calma. Además, siempre incluiré algo nuevo para disfrutar de la magia del fin de semana.
Esta semana he incluido las siguientes entradas:
1.-05 de mayo- Sueño cumplido: flotando en Venecia
Hace unas semanas cumplí un sueño largamente esperado: montar en góndola por los canales de Venecia. No fue solo un paseo, fue un momento mágico y profundamente simbólico que viví junto a mi hija. La ciudad nos envolvió con su belleza imperfecta, su historia viva y su luz de primavera. La góndola, más que un medio de transporte fue un ritual que nos conectó con el alma veneciana. Descubrí también otras embarcaciones locales, pero ninguna como esa obra de arte flotante.
Si quieres sumergirte en esta experiencia y soñar un rato conmigo, te invito a leer la entrada completa.
2.- 06 de mayo- Limpieza primaveral: un ritual de renovación
La limpieza primaveral es mucho más que ordenar la casa: es un ritual ancestral de renovación y bienestar. Presente en distintas culturas, representa la oportunidad de dejar atrás lo viejo y abrir espacio a lo nuevo, tanto en el hogar como en nuestro interior. Convertir esta práctica en un acto consciente transforma lo cotidiano en algo significativo y sanador. A través de gestos simples y simbólicos, conectamos con nuestras emociones y con el presente. Descubre en este artículo cómo darle un nuevo sentido a tu limpieza de primavera.
3.-07 de mayo-Con flores a María
La entrada reflexiona sobre el valor simbólico y emocional de las flores silvestres, especialmente en el mes de mayo. Describe cómo estas flores, aunque sencillas, representan belleza, memoria y conexión con la naturaleza y el pasado. Se destaca su presencia como parte del paisaje y del lenguaje emocional humano. Mayo se presenta como un mes en el que la naturaleza florece y cobra un significado especial. Te invito a leer la entrada completa y descubrir la profundidad que pueden encerrar unas simples flores.
4.- 08 de mayo-Cómo leer más (y disfrutarlo)
En los últimos años he redescubierto el placer de leer y he conseguido integrar la lectura en mi vida diaria de una forma natural y feliz. En este texto cuento cómo pasé de acumular libros sin leer a disfrutarlos de verdad, con pequeños cambios y rituales que me llenan. Comparto mis trucos favoritos, desde leer con mis hijos hasta llevar siempre un libro encima o crear mi rincón de lectura. También hablo de cómo he aprendido a soltar lecturas que no me atrapan, sin culpa. Si te apetece leer más y hacer de la lectura un refugio, ¡te invito a acompañarme!
5.- 09 de mayo- Romantiza tu vida
En la entrada de este día te invito a romantizar la vida: a mirar el día a día con una lente más poética, apreciando la belleza en lo cotidiano. Para mí, romantizar la vida significa vivir con los sentidos despiertos, crear rituales personales, aceptar la imperfección y encontrar magia incluso en los momentos difíciles. He descubierto que, a través de pequeñas acciones —como tomar café en mi taza favorita o escribir en mi diario—, puedo transformar la rutina en algo extraordinario. No se trata de negar la realidad, sino de embellecerla con gratitud y atención plena.
¿Te animas a descubrir cómo transformar tu día a día en una historia que merezca ser contada?
6.-10 de mayo- Domingos de Tesoro: Un paseo por el mercadillo vecinal
En esta entrada cuento cómo un paseo sin rumbo por un mercadillo se transforma en una experiencia especial, más allá de las cosas que pueda encontrar. Hablo de cómo me dejo llevar por los sentidos —el tacto, los sonidos, los olores— y cómo eso despierta recuerdos, ideas y alegría. Entre cajas, libros viejos y objetos olvidados, encuentro pequeñas sorpresas que me alegran el día. Esos momentos sencillos se han vuelto auténticas excursiones creativas. Si te interesa cómo lo cotidiano —y un mercadillo cualquiera— puede volverse inspiración, te invito a leerla.
Y como el domingo también merece ser celebrado, quiero compartir contigo uno de mis momentos especiales.
"El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos."
— Marcel Proust
Vuelta un día antes de vacaciones
La semana pasada estuve de vacaciones en un país extranjero. Un viaje muy esperado, de esos que se planean con ilusión y se saborean desde el momento en que se compra el billete. Fueron días intensos, llenos de descubrimientos y asombro. Caminé durante horas por calles desconocidas, con el cuerpo cansado pero el alma despierta. Probé sabores nuevos que aún puedo evocar al cerrar los ojos: especias dulces, texturas crujientes, aromas que parecían contarme historias. Cada rincón era una sorpresa, cada paisaje me hacía detenerme, respirar hondo y pensar: “Estoy aquí, de verdad”.
Y aunque me encanta perderme en otros lugares, también me encanta volver. Hay algo reconfortante en regresar, en pisar el suelo de tu casa con el cansancio bueno de haber vivido mucho. Esta vez, además, volví un día antes. Un regalo que me hice sin saber cuánto lo iba a agradecer. Un día entero solo para mí, sin prisas, sin compromisos. Un día de aterrizaje suave.
"El que vuelve de un viaje no es nunca el mismo que el que se fue."
— Proverbio chino
Deshice la maleta despacio, sin esa urgencia de otros regresos. Cada objeto que volvía a su sitio parecía ayudarme a recomponerme también a mí. Guardar la ropa, ordenar los recuerdos, doblar con calma. Abrí las ventanas y dejé que el aire fresco entrara, trayendo conmigo el olor de casa: una mezcla de madera, ropa limpia y algo que no sabría explicar, pero que siempre me hace sentir en paz. Me preparé un café con leche caliente, de esos que solo saben así cuando estás en tu propia cocina. Me senté en el sofá, abrazando la taza, y me di cuenta de cuánto echaba de menos ese gesto tan cotidiano.
A la hora de comer, me reuní con mi familia. La mesa llena, la conversación sin prisas, las risas pequeñas que hacen hogar. Comimos despacio, disfrutando más del tiempo que de la comida en sí. Y después, esa sobremesa larga, de mantas suaves, películas elegidas sin pensar demasiado, miradas cómplices que no necesitan palabras. Todo parecía alargarse con dulzura, como si el día quisiera cuidarme un poco más.
Este día entre el viaje y la rutina es más que un descanso: es un espacio de transición necesario. Un puente cálido entre el asombro del afuera y la calma del adentro. Un paréntesis que me permite volver a mí antes de volver al mundo. Porque sí, me encanta viajar, pero también disfruto profundamente de ese instante en que me reencuentro con lo mío. Qué bien sienta volver… pero sin correr.
"Un hombre viaja alrededor del mundo en busca de lo que necesita y regresa a casa para encontrarlo."
— George Augustus Moore
"El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos."
— Marcel Proust
Encontrarás otros momentos especiales en las entradas resumen de cada una de las semanas: