20 de mayo-La felicidad de organizar un viaje (cuando el viaje aún no empieza, pero tú ya estás allí)
Viajar
20/05/2025
En su libro Objetivo: felicidad, Gretchen Rubin destaca la importancia de la anticipación como una fuente significativa de bienestar. Rubin sugiere que planificar y esperar con ilusión eventos futuros puede generar una felicidad comparable, e incluso superior, a la experimentada durante el evento en sí. Por ejemplo, organizar una salida especial o planear una actividad placentera puede brindar semanas de entusiasmo y alegría anticipada.
Este concepto se alinea con la idea de que la felicidad no solo se encuentra en los momentos vividos, sino también en la expectativa de ellos. La anticipación permite saborear el placer de lo que está por venir, enriqueciendo nuestra experiencia emocional y contribuyendo a una vida más plena y satisfactoria.
Organizar un viaje nos ayuda a alargar estos momentos que después viviremos, porque pocas cosas dan tanta satisfacción como planear una aventura. .
¿Te lo vas a perder?
Hay algo adictivo en investigar opciones, abrir mapas, imaginar trayectos. Primero, todo es amplio, lleno de posibilidades. ¿Playa o ciudad? ¿Aventura o calma? ¿Cerca o lejos?
Comparas destinos, lees blogs, miras vuelos como si ya estuvieras a punto de despegar. Y entonces, un día, decides. El sitio, la duración. Lo ves claro. Reservas el billete. Cierras el alojamiento. Y en ese instante… cambia todo.
Ahora el viaje es real. Ya tiene forma.
Y lo que sigue es pura emoción: llenar esos días de vida.
Ahí empieza la parte más dulce:
Buscar cafés escondidos, rincones que no salen en las guías.
Guardar reels de gente que estuvo allí y descubrió joyas ocultas.
Descubrir museos, parques, calles con nombres raros.
Soñar con desayunar en otro idioma, caminar sin prisa, probar algo que nunca has comido.
Te haces listas de actividades. Te imaginas qué ropa llevarás. Revisas rutas, reservas algún tour, pero también dejas huecos para improvisar.
Porque organizar un viaje no es solo controlar. Es empezar a vivirlo desde antes. Es meterte mentalmente en ese tren, esa plaza, ese mercado. Es dejar que la ilusión se cuele en tus días normales, como si ya estuvieras allí
Como amante de los libros y todo lo referente a ellos, incluyo en la búsqueda cafés, librerías y rincones literarios allá donde voy.
Viajar como lectora es una forma única de habitar los lugares: más lenta, más atenta, más sensible. No solo quieres ver, quieres sentir. No solo quieres recorrer, quieres quedarte un rato. Si un lugar tiene un buen café, una librería con alma y una ventana con vista, para mí ya vale el viaje.
¿Cómo encontrar esos lugares especiales?
Explora en la planificación:
Blogs personales y viajeros literarios: busca por palabras clave como “libros + [nombre del destino]” o “cafeterías bonitas en…”.
Redes sociales: en Instagram, TikTok o Pinterest busca hashtags como #bookishplaces, #cafelovers, #bookstoretravel, o específicos del lugar, por ejemplo: #ParisBookshops, #TokyoCafeGuide.
TripAdvisor o Google Maps: filtra por “librerías” o “cafeterías con encanto” y lee las reseñas como si buscaras un tesoro. A menudo hay joyas ocultas entre las más pequeñas.
Busca los siguientes lugares:
Librerías independientes: suelen tener historia, identidad, recomendaciones hechas a mano y rincones de lectura. Algunas tienen incluso café dentro.
Cafés literarios: si ves libros, lámparas tenues y mesas de madera… quédate.
Museos pequeños con librerías dentro: suelen tener selecciones exquisitas de arte, ensayo o narrativa local.
Tiendas de segunda mano: muchas veces esconden joyas literarias.
Parques o plazas tranquilas: ten siempre un libro contigo. Nunca sabes cuándo aparece el banco perfecto.
Rutas literarias.
Museos o casas de escritores.
Lee libros ambientados en el lugar de destino que te ayuden a ambientarte.
Y ten en cuenta que viajar también puede ser parar. No hace falta verlo todo.
A veces basta con encontrar un rincón donde leer tranquila, una calle donde una librería te reciba como si fueras de allí, una frase escrita en una pizarra que te acompañe el resto del día.
Que la vida es impredecible y el viaje real tendrá sus giros…
Pero esa parte previa, esa antesala de felicidad tranquila y emocionante, también es parte del viaje.
Una que no siempre se nombra, pero que ya te hace sentir que estás saliendo al mundo.
Otros blogs que me precedieron, guías de viaje y páginas oficiales de turismo me ayudan a trazar mi propia ruta. No solo me muestran lo que hay que ver, lo popular, lo imprescindible… también me abren la puerta a esas pequeñas experiencias que, sin hacer tanto ruido, se alinean con lo que soy y lo que busco. Cafeterías con encanto donde perderme con un libro. Librerías escondidas entre calles estrechas. Rincones tranquilos donde leer al sol. Lugares donde el viaje no se mide en fotos, sino en pausas, olores, conversaciones suaves y páginas pasadas lentamente.
Porque al final, cada viaje también es una forma de reafirmar quién soy… incluso lejos de casa.
Pero el verdadero destino es el instante en el que todo se alinea: tú, el lugar y la historia que tienes entre manos.
¿A dónde vas este año?