22/05/2025
¿Alguna vez has sentido que tu hogar está abarrotado de cosas que ya no necesitas?
Esa sensación de desorden puede afectarnos más de lo que imaginamos.
Hace unos meses decidí enfrentarme a mi armario, que estaba repleto de ropa que no usaba desde hacía años. Muchas prendas estaban allí “por si acaso” o por puro apego sentimental. Sin embargo, lo único que conseguían era ocupar espacio y contribuir al caos.
El orden exterior contribuye al orden interior."
– Marie Kondo
Ya os había hablado antes sobre "Ordenar un cajón de sastre", sobre el poder de ordenar nuestro entorno como forma de cuidar nuestro bienestar, y sobre cómo los pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia, especialmente cuando no tenemos tiempo ni energía para hacer una limpieza integral de toda la casa.
Sé que el método de Marie Kondo propone una limpieza intensiva y transformadora, abordando las pertenencias por categorías en un corto período. Es una revolución que genera resultados inmediatos. Pero también puede resultar abrumadora, sobre todo para quienes no tenemos la disponibilidad, la motivación o simplemente las ganas de poner la casa patas arriba.
Deshazte de lo que no necesitas. Haz espacio para lo que realmente importa."
– Colleen Madsen
Entonces recordé un método que había descubierto hace tiempo gracias a una amiga, quien me compartió el blog original de Colleen Madsen: “365 Less Things”. Ella comenzó este reto en 2010 como una resolución de Año Nuevo: eliminar un objeto cada día durante un año. Lo que empezó como un simple desafío personal se transformó en un estilo de vida. En su blog, Madsen comparte no solo sus avances, sino también consejos prácticos, reflexiones y mucha motivación para quienes queremos vivir de manera más simple y consciente.
Imagina esto: cada día eliges un objeto de tu casa que ya no utilizas o que no te aporta valor, y decides dejarlo ir. Al cabo de un año, habrás liberado tu hogar de 365 cosas innecesarias. La idea es sencilla, pero poderosa: pequeños pasos diarios que generan grandes cambios.
Acumular es posponer decisiones."
– Barbara Hemphill
Este enfoque gradual es perfecto para quienes, como yo, tenemos una ligera (o no tan ligera) tendencia al caos. No se trata de hacer una limpieza drástica de una vez, sino de incorporar el desapego a la rutina diaria. Día a día, vas soltando lo que ya no necesitas. Y, aunque parezca insignificante, el impacto es profundo.
Al principio fue un desafío desprenderme de ciertas piezas, especialmente aquellas con valor sentimental. Pero conforme pasaban los días, empecé a sentir una creciente sensación de alivio y ligereza. Mi armario comenzó a respirar… y yo también. Vestirme se volvió más fácil y menos estresante.
Lo que más me sorprendió fue cómo un gesto tan simple como deshacerse de una camiseta, un adorno o una taza rota al día puede transformar tanto nuestro interior como nuestro entorno. Aquí algunos beneficios que noté:
Beneficios emocionales y mentales
Menos estrés y más claridad mental: Un entorno limpio es también una mente despejada. El desorden visual genera tensión; el orden, en cambio, transmite calma.
Mayor productividad y enfoque: Con menos distracciones, te concentras mejor. Tomar decisiones se vuelve más sencillo.
Autoestima y sensación de logro: Cada objeto eliminado es una pequeña victoria. La constancia diaria fortalece tu determinación y confianza.
Decisiones más conscientes: Aprendes a valorar lo que realmente importa y a soltar lo innecesario.
Mejor descanso y estado de ánimo: Un hogar ordenado, especialmente el dormitorio, favorece un sueño más reparador y una sensación general de bienestar.
Hábitos más saludables: Esta práctica cultiva la disciplina y puede influir positivamente en otras áreas de tu vida.
Mayor espacio y funcionalidad: Tu casa se vuelve más práctica y ligera. Ya no necesitas mover diez cosas para encontrar una.
Este método es eficaz porque se basa en el principio del cambio sostenible. Pequeñas decisiones diarias, repetidas con constancia, generan grandes transformaciones a largo plazo. No sentimos que estamos haciendo una gran “mudanza mental”, pero poco a poco vamos modificando nuestra relación con los objetos… y con nosotros mismos.
Además, al hacerlo de forma progresiva, evitamos esa resistencia natural que surge frente a los cambios drásticos. El cerebro percibe menos amenaza, lo que facilita la adaptación.
Y, muy importante: cada día recibimos una dosis de satisfacción, un pequeño refuerzo positivo que nos motiva a continuar.
Cómo empezar con el método “365 Less Things”
Comprométete: Decide que durante los próximos 365 días eliminarás un objeto diario.
Crea una rutina: Asigna un momento del día para hacerlo: por la mañana, al final del día… lo que mejor se adapte a ti.
Reflexiona: Pregúntate: ¿lo necesito?, ¿lo he usado en el último año?, ¿me hace feliz?
Elige su destino: Donar, vender, reciclar o desechar.
Organiza por categorías: Puedes trabajar una semana en ropa, otra en libros, otra en utensilios, etc.
Lleva un registro: Un diario o una app te ayudarán a visualizar tu progreso y mantener la motivación.
Agradece: Tómate un momento para agradecer a cada objeto el papel que tuvo en tu vida. Facilita el desapego.
Sé flexible: Si un día se te pasa, continúa al siguiente. No se trata de perfección, sino de constancia.
Involucra a otros: Compartir este reto con familiares o amigos lo hace más divertido y enriquecedor.
En conclusión El método “365 Less Things” no se trata solo de ordenar. Es una invitación a vivir de forma más consciente, a soltar lo que ya no suma, para hacer espacio a lo que de verdad importa.
Hoy, cuando abro mi armario, ya no me invade el caos, sino una sensación de paz. Y sé que ese cambio no ocurrió de la noche a la mañana. Fue el resultado de muchos pequeños pasos, de decisiones diarias, constantes y conscientes. Este proceso me ha enseñado que el orden no solo se refleja en los estantes, sino también en la mente y en el corazón.
Y aunque sé que habrá momentos en la vida en los que todo tienda de nuevo al caos, me reconforta saber que siempre puedo volver a empezar. Basta con eliminar una cosa al día… y poco a poco, el equilibrio vuelve.
¿Y tú? ¿Te animas a empezar hoy mismo? Tu yo del futuro te lo agradecerá.
Cada objeto que conservas debe ganarse su lugar en tu vida."
– Francine Jay (autora de The Joy of Less)