24/04/2025
Hace unas semanas os hablé de una de las herramientas que Julia Cameron propone en El camino del artista para desbloquear la creatividad: las excursiones creativas. Hoy quiero compartir otra práctica que, para mí, ha sido igual de transformadora: las páginas matutinas.
Al principio, me parecieron algo demasiado simple, incluso un poco absurdo. Pero decidí probar. Y lo que descubrí me cambió por dentro.
Las páginas matutinas, a simple vista, no parecen tener mucho que ver con la creatividad. Pero en realidad, son su base. Son como la tierra firme sobre la que, sin darme cuenta, he ido construyendo mi vida creativa.
¿En qué consisten? Básicamente, en escribir tres páginas a mano cada mañana, justo después de despertar. Se escribe lo que sea, sin filtro, sin juicio, sin intentar ser profunda o ingeniosa. A veces son quejas, otras veces listas, recuerdos, emociones crudas… incluso muchas veces solo repetía “no sé qué escribir”. Pero la clave está en vaciarse. No parar. No levantar el bolígrafo.
"Las páginas matutinas no son un arte. Son simplemente un artefacto. No se trata de hacerlas bien, sino de hacerlas."
– Julia Cameron
Al principio me parecía una pérdida de tiempo y papel. Pero algo en mí decidió insistir. Una mañana. Una página. Sin expectativas.
Y fue ahí cuando empezó lo interesante.
Con el tiempo, este gesto tan simple se volvió profundamente transformador. Las páginas se convirtieron en mi refugio. Un espacio seguro donde podía ser totalmente honesta, sin miedo, sin filtro. Empecé a ver cosas que había escondido: enojos que no quería aceptar, heridas mal curadas, sueños que había dejado en pausa por miedo o por sentir que “no eran importantes”. Y lo más curioso: todo esto salía por la mañana, justo cuando la mente está más abierta y vulnerable. Es ahí donde aparece lo verdadero.
Algunas veces escribir era puro desahogo. Otras, como una conversación íntima conmigo misma. Aprendí a escucharme, a reconocer patrones, a ver con más claridad lo que me hacía bien y lo que no. Una de las grandes revelaciones fue darme cuenta de cuánto me olvidaba de mí, de cuánto me volcada en los demás, dejando mis propias necesidades para después. Las páginas me lo pusieron delante. Y también me mostraron otra forma de estar.
Mover la mano sobre el papel fue como empezar a mover mi vida. Poco a poco, sin grandes giros, fui creando una realidad más mía, más auténtica. Redescubrí pasiones, me abrí a posibilidades nuevas, me reconecté conmigo. Y escribir se volvió un ritual, una cita diaria conmigo misma. Una forma de honrar mi voz.
Julia Cameron insiste en que deben escribirse a mano. Y, sinceramente, me alegro. Me encanta sentir el bolígrafo fluyendo por el papel. Escribir en ordenador puede ser más rápido, sí, pero también más superficial. Con el teclado corregimos, pensamos demasiado. Escribir a mano es más lento, más emocional, más real. Te obliga a escucharte de verdad.
Y eso es lo que hacen las páginas: te muestran cómo te sientes de verdad. A veces lo que sale no es bonito, pero es tuyo. Y ponerle nombre ya es empezar a transformarlo.
Recuerdo que al principio tenía dudas: ¿medito antes o después de escribir? Julia lo deja claro: primero las páginas. Porque ahí es donde aparecen las inquietudes reales, las preguntas, los deseos escondidos. La meditación puede ser calmante, pero también nos puede dejar pasivos. Las páginas, en cambio, nos mueven. Nos dan pistas para actuar, desde un lugar muy verdadero.
Y ahí está, quizás, lo más espiritual de todo esto: que es una práctica de acción. Un acto de fe. No necesitas tener una gran revelación cada mañana. Lo importante es seguir. Una página. Luego otra. Y otra más. Con el tiempo, esos pequeños gestos abren caminos muy profundos.
Las páginas me han ayudado a crecer. A confiar en mi intuición. A seguir mis corazonadas. A darme espacio para entusiasmarme. Y entendí que cuando me doy permiso para crear, también me doy permiso para vivir con autenticidad. Y al crecer espiritualmente, mi creatividad también florece.
Hoy las páginas matutinas son una parte esencial de mi rutina. No siempre me apetece escribir, y muchas veces siento que no tengo nada interesante que decir. Pero ya aprendí que lo importante no es lo que escribo, sino el acto de escribir. Vaciar la mente para poder escuchar al alma. Las páginas son mi refugio, mi espejo, mi brújula. Me han ayudado a reconectar, a sanar, a caminar con más claridad.
Escribo porque me transforma. Porque me revela. Porque me recuerda, cada mañana, que más allá del ruido, sigo ahí, esperando ser escuchada. Una página a la vez.
"Las páginas matutinas aclaran nuestras emociones, nos muestran lo que sentimos realmente, no lo que pensamos que deberíamos sentir."
– Julia Cameron
Como dice Julia Cameron: “las páginas matutinas son un espacio donde todo puede fluir y todo puede ser sanado”. Son una herramienta poderosa para crear, sanar y descubrir. El verdadero corazón de El camino del artista: un camino espiritual basado en la acción. Y cada página escrita es un paso hacia esos sueños que creíamos olvidados… pero que siguen ahí, esperando que los traigamos de vuelta a la luz.
Beneficios de las páginas matutinas:
Liberación mental: Descargas pensamientos repetitivos y preocupaciones. La mente se ordena y se aligera.
Desbloqueo creativo: Dejas que las ideas fluyan, sin trabas.
Conexión contigo: Escribes sin filtro y aparecen emociones, deseos, miedos… todo eso que a veces evitamos.
Claridad e intención: Te ayudan a ver con más claridad qué quieres, qué necesitas, hacia dónde ir.
Reducción del estrés: Es un desahogo emocional. Un alivio diario.
Cómo incorporarlas a tu rutina:
Escríbelas por la mañana, antes de que el día te atropelle.
No te preocupes por la forma: no tiene que ser bonito ni coherente.
Hazlo cada día. La constancia hace la diferencia.
No juzgues lo que sale. Es solo para ti.
Disfrútalo. Es un regalo diario que te haces a ti misma.
En resumen:
Las páginas matutinas son mucho más que escribir por escribir. Son un gesto de cuidado hacia dentro. Una manera de empezar el día con la mente más clara, el corazón más abierto y la intención más alineada. Como dice Cameron, son un espacio donde todo puede fluir y todo puede ser sanado. Y al escribirlas, abrimos la puerta a la creatividad, al descubrimiento… y a nosotras mismas.
"Son como una meditación activa: nos ayudan a escuchar nuestra voz interior, a encontrar dirección."
– Julia Cameron