24/03/2025
Rituales de lluvia y café.
"La lluvia es la música del silencio cuando golpea suavemente los cristales." — Anónimo
Hoy es un día cualquiera, gris, húmedo y lluvioso. Al observar la lluvia deslizándose tras la ventana, me invade una profunda gratitud. Soy consciente de la suerte que tengo de poder teletrabajar. No necesito enfrentar el frío, los atascos ni la prisa que devora las mañanas. Mi oficina está aquí, en este rincón cálido que he creado con detalles que me envuelven y reconfortan.
Las gotas recorren el cristal como hilos de plata, retorciéndose como pequeños gusanos líquidos que buscan su camino al alfeizar. Más allá, la ciudad se difumina en sombras temblorosas, envuelta en neblina y reflejos. La lluvia canta su melodía constante, un murmullo que acompaña sin interrumpir.
Amo oír la lluvia golpear los cristales, como si el mundo se acurrucara un poco más cerca de mí." — Fabrizio Caramagna
Dentro, todo es distinto. Mi espacio es un santuario. Cada pequeño ritual me ancla en el presente y convierte la rutina en placer. El aire huele a chai y especias, gracias a las velas aromáticas que parpadean suavemente, proyectando destellos ámbar sobre las paredes. Mis pies, cerca del calefactor, reciben su abrazo cálido mientras me arropo con una manta ligera. Entre las manos, sostengo mi taza primaveral, adornada con lilas dibujadas y llena de café caliente. Su calor reconforta, y su aroma me acompaña como un susurro amable. Todo invita al recogimiento. De fondo, suena la banda sonora de las películas de Jane Austen. Piano y violines me transportan a la campiña inglesa, fundiéndose con el ritmo suave de la lluvia. Cierro los ojos y respiro hondo. El mundo cabe en este instante.
Frente a mí, el portátil se ilumina. Las pantallas laterales despliegan gráficos, tareas y documentos. Me concentro en lo esencial, sin distracciones, con la mente clara y la serenidad de saber que cada paso suma.
Las horas pasan sin notarlo.
Cada vez que termino una tarea, me detengo un momento. Miro a mi alrededor: la lluvia sigue cayendo, la vela se consume lentamente, la música cierra el ciclo con una melodía suave. Siento una satisfacción callada pero profunda. He trabajado sin prisa, sin estrés, encontrando el equilibrio entre el deber y el disfrute.
Es lunes. Llueve. Trabajo. Y no me importa. Porque aquí, en este rincón lleno de calma y sentido, me siento exactamente donde debo estar.
"La lluvia en la ventana no interrumpe el día, lo transforma en algo más íntimo, más lento, más nuestro." — Anónimo
"Hay algo profundamente reconfortante en ver llover desde el otro lado del cristal, como si la vida te concediera una tregua." — Desconocido
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