25 de mayo. Lo mejor de la semana 21 y paseo por el campo
Primavera madrileña, la felicidad de planear un viaje, la sabiduría del poema “Si”, el método “365 Less Things” para simplificar tu vida, maratón de “Ana de las Tejas Verdes” y la magia de la pronoia
25/05/2025
Bienvenido/a la newsletter de Pequeños (grandes) placeres de la semana 18, un espacio donde encontrarás inspiración para llevar una vida más feliz: recomendaciones de libros, películas y pequeños momentos que vale la pena atesorar en el día a día.
Cada domingo recibirás un resumen con las entradas de la semana, para que puedas leerlas con calma. Además, siempre incluiré algo nuevo para disfrutar de la magia del fin de semana.
Esta semana he incluido las siguientes entradas:
1.-19 de mayo- primavera en Madrid.
Tras las lluvias, Madrid se ha cubierto de verde y color, transformándose en un verdadero espectáculo primaveral para los sentidos. En esta guía, descubrirás seis espacios únicos donde la ciudad florece con fuerza: desde la magia de los almendros en la Quinta de los Molinos hasta la elegancia romántica del Parque de El Capricho o la explosión de color de la Rosaleda del Retiro. También encontrarás naturaleza en estado puro en la Dehesa de la Villa y la Senda Fluvial del Manzanares, o un viaje botánico por el mundo en el Real Jardín Botánico.
¿Te animas a descubrirlos? Lee la entrada completa y déjate llevar por la primavera madrileña..
2.- 20 de mayo- La felicidad de organizar un viaje
Hay una felicidad especial que aparece incluso antes de hacer la maleta: la de imaginar un viaje, soñarlo, prepararlo con calma. En esta entrada te cuento cómo esa ilusión previa —la de buscar destinos, comparar vuelos, marcar cafés en el mapa— puede ser tan emocionante como el propio viaje. A mí me encanta vivirlo desde antes: explorar rincones literarios, librerías escondidas, cafeterías con encanto… Lugares que me invitan a leer, a mirar despacio, a sentirme parte del sitio, aunque aún no haya llegado. Porque viajar como lectora es una forma de estar en el mundo más atenta, más sensible. Si tú también disfrutas saboreando cada etapa del camino, incluso la que ocurre desde casa, te invito a leer esta entrada y empezar a viajar desde ya.
3.-21de mayo-Reflexión sobre el poema “Si” de Rudyard Kipling
Esta entrada es una profunda y conmovedora reflexión sobre el poema “Si” de Rudyard Kipling, leída desde la experiencia de una mujer madura que ha vivido, amado, caído y resistido. A través de cada verso, la autora entrelaza el texto con sus propias vivencias, mostrando cómo la resiliencia, la dignidad y la fortaleza no son ideales lejanos, sino conquistas diarias. Reivindica el valor silencioso de las mujeres que sostienen, reconstruyen y perseveran, aún con el alma cansada y las manos llenas de historia. El poema ya no es solo una guía, sino un espejo y un abrazo.
Te invito a leerla completa: es un canto íntimo a la fuerza que crece con los años y a la humanidad que trasciende géneros.
4.- 22 de mayo- 365 things less
¿Sientes que tu casa está llena de cosas que ya no usas? El método “365 Less Things” propone deshacerte de un objeto al día durante un año, generando un cambio profundo a través de pasos pequeños. Esta práctica ayuda a reducir el estrés, aumentar la claridad mental y fomentar decisiones más conscientes. A diferencia de métodos más intensivos como el de Marie Kondo, esta estrategia gradual es sostenible y menos abrumadora. El desapego diario no solo ordena tu hogar, también transforma tu interior.
¿Te animas a soltar lo innecesario y hacer espacio para lo que realmente importa? ¡Te invito a leerlo!
5.- 23 de mayo-Maratón anual de “Ana de las tejas verdes”.
Cada año, me regalo un día solo para mí: mi maratón de Ana de las Tejas Verdes. Vuelvo a la serie de 1985, esa que me acompaña desde siempre y que, para mí, sigue siendo la mejor versión del universo creado por L.M. Montgomery. Preparo café, enciendo velas, me arropo con una manta tejida por mi madre… y dejo que Ana, Gilbert, Marilla y los paisajes de Avonlea vuelvan a tocar mi alma. Ríe, sueña, tropieza y ama, y yo, con ella, también.
Si alguna vez una historia te abrazó el corazón, te invito a leer esta crónica. Tal vez te pase lo mismo.
6.-24 de mayo- Cuando el universo te sonríe: una mirada personal a la pronoia
En esta entrada omparto una idea que me acompaña cada vez más: la pronoia, esa sensación rara y hermosa de que el universo está de tu lado. A veces todo parece encajar sin esfuerzo, como si la vida te estuviera guiando en secreto. Hablo de momentos así, de personajes que me inspiran (como Ana de las Tejas Verdes o Amélie), y de cómo incluso en lo difícil, hay señales, guiños, regalos escondidos. No es ingenuidad, es una forma de mirar con ternura y confianza.
Si alguna vez sentiste que algo invisible te cuidaba, te invito a leer esta entrada. Quizás también te resuene.
Y como el domingo también merece ser celebrado, quiero compartir contigo uno de mis momentos especiales.
Disfrutar de un paseo en primavera
El pasado fin de semana salí a caminar sin ninguna prisa. Solo tenía ganas de respirar hondo, de mover el cuerpo y dejar que la naturaleza me llevara. Después de tanta lluvia, el campo está impresionante. Es como si todo hubiera despertado de golpe: verdes por todas partes, de esos que te hacen entrecerrar los ojos de lo intensos que son. verdes esmeralda, lima, musgo… hasta jade. Todo parece recién estrenado, como cuando abres una caja nueva de lápices de colores.
Empiezo a andar por un caminito cubierto de violetas. Sí, violetas. Es como si alguien hubiese pasado antes y hubiese dejado un rastro de flores para alegrarte el paso. El suelo está blandito, húmedo, y huele a limpio. A tierra viva. A primavera recién lavada. Miro alrededor y el campo es una fiesta: verde por todos lados, salpicado de flores amarillas que parecen pequeños soles. De verdad, por un momento sentí que estaba en La casa de la pradera, esa serie de mi infancia. Me vi a mí misma como Laura Ingalls, con el pelo al viento, corriendo entre la hierba alta. Y sonreí sola.
Desde el primer momento noté cómo el cuerpo se relajaba. Cómo la respiración se volvía más profunda, más lenta. El horizonte, tan abierto y azul, parecía decirme: “tranquila, todo está bien”. No había muros, ni pantallas, ni ruidos artificiales. Solo cielo, tierra y yo en medio.
El viento movía la hierba y hacía olas en el campo, como si todo estuviera vivo. Y lo está. Me fui encontrando flores por el camino: margaritas, lavanda, alguna que otra amapola. Me detuve ante una flor amarilla, con forma de abanico, como un pequeño sol. Me quedé observándola, tan sencilla y tan perfecta. Me impresionó que algo tan pequeño pudiera ser tan hermoso. Intenté sacar fotos, pero al final me rendí. Nada se ve igual que con los ojos del alma, ¿no?
Caminar entre esas flores no fue solo un paseo, fue casi una terapia. Una forma de meditación en movimiento. Iba pensando menos y sintiendo más. El crujido de las ramas, el sol tibio en la cara, el zumbido de algún insecto… todo eso me fue trayendo de vuelta a lo esencial. A mí.
Más adelante, un campo de amapolas rojas me paró en seco. Era como si alguien hubiera extendido una manta de fuego suave sobre la hierba. Me quedé un rato ahí, sin pensar en nada. Solo sintiendo. Más allá, la lavanda estaba en flor y su aroma flotaba en el aire como un susurro. Cerré los ojos y respiré hondo. Paz.
Y casi al final, escondida entre el follaje, apareció una rosa roja. Intensa, orgullosa, como diciendo: “mira lo que aún queda por descubrir”. Fue el cierre perfecto. Me recordó que la primavera no llega haciendo ruido, sino poco a poco, transformándolo todo en silencio.
Este paseo me recordó que no necesito mucho para sentirme bien. A veces, solo hace falta salir, respirar, mirar, oler… y dejarse estar. La naturaleza tiene ese poder increíble de recolocarlo todo sin que te des cuenta. Te calma, te inspira, te sacude un poco por dentro y después te abraza.
Hoy no tengo grandes respuestas. Pero tengo esta sensación de bienestar que me trajo el campo. Y eso ya es bastante.
Volveré a este camino siempre que lo necesite. Porque aquí, entre flores y cielos abiertos, todo se ordena. Afuera… y adentro.
Encontrarás otros momentos especiales en las entradas resumen de cada una de las semanas:
5. El gozo de escribir con el bolígrafo perfecto ✍️🖤