28 de junio-Joyas Literarias, la antesala de mi afición a la lectura
Las Joyas Literarias Juveniles marcaron mi infancia y me llevaron a descubrir la lectura, los clásicos y el amor por las historias ilustradas. A través de sus páginas viví aventuras y emociones
Uno de los recuerdos más nítidos y entrañables de mi infancia —y también de mi adolescencia— es verme a mí misma, en la quietud de una sobremesa o en una larga tarde de verano, sumergida en las páginas de un cómic de las Joyas Literarias Juveniles. Era un ritual silencioso: me escondía en la calma de la habitación y me tumbaba en la cama con la historia que me transportaría. Mientras el mundo a mi alrededor se adormecía tras la comida o el calor, yo viajaba lejos. Muy lejos. A selvas misteriosas, mares infestados de piratas, ciudades bajo tierra o campiñas inglesas habitadas por niñas soñadoras y valientes. Tenían el tamaño perfecto para terminarlos del tirón.
Las Joyas Literarias Juveniles, publicadas por Editorial Bruguera desde los años 70, eran mucho más que adaptaciones de clásicos: eran puertas abiertas a mundos que, de otra forma, una niña como yo quizás nunca habría descubierto tan pronto. En mi casa teníamos la colección completa, encuadernada en tomos de unos diez números, que mi padre había recopilado con paciencia y cariño.
Me acompañaron durante años. Los fines de semana, después de comer, mientras en casa se respiraba esa lentitud amable del descanso familiar, yo me sentaba en el suelo, el sofá o la cama con uno de aquellos tomos entre las manos. A veces leía solo uno. A veces, me encadenaba tres o cuatro aventuras seguidas. En verano, cuando el tiempo parecía no tener fin, era cuando más los disfrutaba. Bajo la sombra de un árbol, en la terraza, en la cama con la ventana abierta dejando entrar el aire cálido, o tumbada sobre la toalla junto a la piscina, esos cómics eran mi pasaporte a la libertad y la imaginación.
Lo que me atrapaba de inmediato eran las portadas. ¡Qué portadas! Coloridas, dinámicas, llenas de acción o emoción. Muchas de ellas fueron obra de Antonio Bernal, un ilustrador prodigioso. Recuerdo especialmente su habilidad para capturar un momento de máxima tensión o belleza: una espada a punto de cruzarse, una expresión de valentía o terror, una fuga desesperada. Las miraba como si fueran carteles de cine antiguo, prometiéndome aventuras en cada viñeta.
Dentro, las ilustraciones seguían hechizándome. Tenían un lenguaje propio. A veces con trazos más realistas, otras con un aire más caricaturesco, pero casi siempre con una expresividad que me emocionaba. Recuerdo cómo me detenía a mirar los fondos, los pequeños detalles de los trajes, los gestos de los personajes. Aprendí a reconocer a mis dibujantes favoritos sin saber sus nombres. Me daba cuenta de que uno sabía dibujar caballos como nadie, otro ponía una emoción en los ojos que me hacía tragar saliva, y otro creaba viñetas casi pictóricas en paisajes nevados o selvas espesas.
Entre todas aquellas historias, hay una que me marcó especialmente: De los Apeninos a los Andes, basada en el conmovedor relato incluido en Corazón, de Edmondo De Amicis. La historia de Marco, aquel niño genovés que cruza un océano y un continente para encontrar a su madre enferma en Argentina, me tocó profundamente. Recuerdo haberla leído una tarde de verano, con el ventilador girando lentamente en la esquina del cuarto, y haber sentido un nudo en la garganta durante casi toda la lectura.
No era una historia de espadas ni de tesoros, sino de amor, de coraje, de ternura. Marco me parecía un héroe de verdad: no porque venciera dragones, sino porque no se rendía. Cada obstáculo en su camino —el hambre, la soledad, el miedo, la incertidumbre— lo enfrentaba con esa mezcla de valentía infantil y necesidad desesperada que me conmovió de una forma nueva. Cuando por fin encuentra a su madre, en una escena cargada de emoción, no pude evitar que se me escaparan las lágrimas. Era la primera vez que una historieta me hacía llorar. Y eso, en cierto modo, me transformó.
Esa lectura fue un despertar. Me hizo entender que las historias no solo nos entretienen, también nos enseñan a sentir. A empatizar. A imaginar el dolor, la esperanza, la fe de otros. Fue una de las primeras veces que comprendí el poder real de la literatura, incluso en forma de viñetas. De los Apeninos a los Andes se quedó en mi memoria como un símbolo de que no todas las aventuras necesitan espadas. Algunas se viven con el corazón en la mano.
Y gracias a las Joyas Literarias Juveniles, descubrí muchas más: Sandokán, el Tigre de Malasia, con su coraje y melancolía; Miguel Strogoff, atravesando Siberia enfrentando tormentas y su propio destino; Los Robinsones suizos, construyendo un mundo nuevo desde la nada; Mujercitas, con sus dilemas cotidianos y su fuerza silenciosa; Tres Corazones, aquella historia con herencia pirata y emoción familiar. Cada una de estas lecturas me dejó una huella, una semilla.
Las Joyas Literarias Juveniles no solo me entretenían: me educaban. Me enseñaron valores como la perseverancia, la justicia, la solidaridad. Me mostraron épocas, culturas y personajes históricos. Y lo hacían sin moralismos pesados, solo con el poder de una buena historia. Y eso, para una niña curiosa, era irresistible.
En ese universo también convivían otros nombres mágicos. Esther y su mundo, por ejemplo, con su ternura, sus dilemas adolescentes y el trazo inconfundible de Purita Campos. O El Corsario Negro, de Emilio Salgari, con su drama romántico, su nobleza pirata, sus mares embravecidos. Cada tebeo era un fragmento de un mundo más grande, y yo, página a página, lo iba descubriendo.
Hoy, muchos años después, aún conservo algunos de aquellos tomos. Pero todos siguen vivos en mí. Porque en esas páginas no solo estaban los clásicos de la literatura: estaba mi infancia. Estaban mis primeros viajes, mis primeras emociones profundas, mi primer amor por los libros.
Y cuando alguien me pregunta cómo me hice lectora, no tengo dudas. Fue gracias a ellos. A esas Joyas que honraban su nombre. Que respetaban a los niños como lectores inteligentes y sensibles. Que me dieron aventuras, sí, pero también raíces.
Y aunque haya crecido, aunque haya leído ya muchas más novelas, más densas, más complejas, sé que algo en mí sigue leyendo con los mismos ojos que tenía entonces. Con el mismo asombro. Con el mismo corazón de niña
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📚 ¿Por qué eran tan especiales las Joyas Literarias Juveniles?
Cuando pienso en por qué esas historias me marcaron tanto, me doy cuenta de que no era solo por los personajes o las aventuras. Había algo en cómo estaban hechas que las hacía únicas. No eran simples cómics ni tampoco libros pesados: eran una mezcla perfecta que te atrapaba sin darte cuenta.
· Me contaban los grandes clásicos, pero a su manera
Eran versiones adaptadas, sí, pero no tontas ni edulcoradas. Mantenían la esencia de las novelas originales, con su aventura, su drama o su ternura. Eran comprensibles para un niño, pero sin tratarte como si no entendieras nada.· Las ilustraciones lo eran todo
A mí me conquistaban con los dibujos. Algunos eran más realistas, otros más expresivos… pero todos te metían de lleno en la historia. Las miradas, los paisajes, los gestos. Y qué decir de las portadas… ¡eran casi más poderosas que el título! Algunas aún las tengo grabadas en la cabeza.· Cada número era como un tesoro
No solo por la historia, sino porque incluían una pequeña biografía del autor, datos curiosos, contexto… Te ibas enterando de quién era Verne, o Dumas, o Dickens. Y eso también te despertaba curiosidad por saber más.· Había de todo y para todos
Desde aventuras en islas perdidas o duelos de capa y espada, hasta historias tiernas como Mujercitas o emocionantes como De los Apeninos a los Andes. Había espacio para el humor, la acción, el misterio y hasta el amor (aunque eso me interesaba menos entonces).· No eran caras y llegaban a todos lados
Se vendían en quioscos, no costaban mucho, y eso las hacía muy accesibles. Muchas familias no podían comprar libros grandes o caros, pero sí estas joyas. Por eso creo que tantos niños de aquella época las tuvimos al alcance.· Te hacían lectora sin que te dieras cuenta
Sin exámenes, sin fichas de lectura, sin que nadie te lo mandara. Leías porque querías saber qué pasaba después. Y lo mejor es que muchos, como yo, terminábamos buscando la versión completa del libro que habíamos leído en forma de cómic.· Eran parte de la casa, como los muebles o las fotos
Estaban ahí, en los estantes, encuadernadas en tomos o sueltas, pero formaban parte del paisaje. Pasaban de mano en mano, entre hermanos, primos, vecinos. A veces un número desaparecía por meses… y luego volvía.· Nos unieron a muchos sin saberlo
Hoy me doy cuenta de que fuimos miles los que crecimos con ellas. En España, en América Latina… todos leyendo las mismas historias, con los mismos dibujos. Como un lenguaje secreto entre lectores de una misma generación.
¿Quieres saber cual es la colección original de Joyas Literarias Juveniles (Bruguera, 1967–1985)?
Está formado por 272 adaptaciones a cómic
1. Miguel Strogoff – Julio Verne
2. La isla del tesoro – R. L. Stevenson
3. Historia de dos ciudades – C. Dickens
4. 20.000 leguas de viaje submarino – J. Verne
5. Un yanqui en la corte del Rey Arturo – M. Twain
6. El pirata – W. Scott
7. Ben‑Hur – L. Wallace
8. David Copperfield – C. Dickens
9. Los hijos del Capitán Grant – J. Verne
10. Aventuras del Capitán Singleton – D. Defoe
11. Rob Roy – W. Scott
12. El último mohicano – J. F. Cooper
13. La isla misteriosa – J. Verne
14. Quo Vadis? – H. Sienkiewicz
15. Aventuras de un soldado de Napoleón – Erckmann‑Chatrian
16. Ivanhoe – W. Scott
17. La vuelta al mundo en 80 días – J. Verne
18. La cabaña del Tío Tom – H. B. Stowe
19. Ricardo Corazón de León – J. Lacier
20. El señor de Balantry – R. L. Stevenson
21. Las minas del rey Salomón – H. Rider Haggard
22. Cinco semanas en globo – Julio Verne
23. El escudero del Rey – Juan Aguilar Catena
24. De la Tierra a la Luna – Julio Verne
25. El bosque de la loba – Alejandro Dumas
26. El forastero misterioso – Mark Twain
27. Cuentos de Navidad – Charles Dickens
28. El zar secreto – León Tolstói
29. El corazón de las tinieblas – Joseph Conrad
30. La rosa blanca – José María Carretero
31. El camino de Damasco – Enrique Jardiel Poncela
32. La familia de Alvareda – Pedro Antonio de Alarcón
33. El oro del Gran Kan – Emilio Salgari
34. El Noviciado de un Aventurero – W. H. Prescott
35. Aventura en la Selva Negra – Guillermo Tell
36. De los Apeninos a los Andes – Edmundo de Amicis
37. El prisionero de Zenda – Anthony Hope
38. El capote – Nikolai Gógol
39. Ruy Blas – Victor Hugo
40. Huckleberry Finn – Mark Twain
41. La historia de Samuel Titmarsh – William M. Thackeray
42. El médico a palos – Molière
43. La llamada de la selva – Jack London
44. La posada del Caballo Blanco – E. Blümel
45. En las estepas del Asia Central – Henryk Sienkiewicz
46. La tribu del Arco Iris – Karl May
47. El noviazgo de Marta – Selma Lagerlöf
48. El Diablo de la Botella – Robert Louis Stevenson
49. Los tigres de Mompracem – Emilio Salgari
50. La casa de los siete tejados – Nathaniel Hawthorne
51. Colmillo Blanco – Jack London
52. El Conde de Montecristo – Alejandro Dumas
53. La esfinge de los hielos – Julio Verne
54. Las aventuras de Arthur Gordon Pym – Edgar Allan Poe
55. El agente secreto – Joseph Conrad
56. La guerra del fuego – J.-H. Rosny Aîné
57. Michael Strogoff (2.ª parte) – Julio Verne
58. El rubí del Rajá – Anónimo
59. La cabaña del Mohicano – James Fenimore Cooper
60. Aventuras del Barón de Münchhausen – G. A. Bürger
61. Tiempos difíciles – Charles Dickens
62. El espectro de Canterville – Oscar Wilde
63. El escarabajo de oro y otros cuentos – Edgar Allan Poe
64. La reina del aire y de la oscuridad – T. H. White
65. El señor de Ballantrae – Robert Louis Stevenson
66. La cruz de Malta – Emilio Salgari
67. El secreto del millonario – G. A. Henty
68. El libro de la selva – Rudyard Kipling
69. El asno de oro – Apuleyo
70. Oliver Twist – Charles Dickens
71. El jardín secreto – Frances Hodgson Burnett
72. La cabaña del Tío Tom (2.ª parte) – Harriet Beecher Stowe
73. El lobo de mar – Jack London
74. La diligencia fantasma – Karl May
75. Los hijos del capitán Grant (2.ª parte) – Julio Verne
76. Las minas del rey Salomón (2.ª parte) – H. Rider Haggard
77. El corsario de hierro – Emilio Salgari
78. El diablo del mar – Anónimo
79. Fabiola – Nicholas Patrick Wiseman
80. La ciudad perdida – Emilio Salgari
81. El gran Meaulnes – Alain-Fournier
82. Un capitán de quince años – Julio Verne
83. El sabueso de los Baskerville (1.ª parte) – Arthur Conan Doyle
84. El sabueso de los Baskerville (2.ª parte) – Arthur Conan Doyle
85. La hija del capitán – Aleksandr Pushkin
86. El profesor – Charlotte Brontë
87. Misterio en la isla de Pascua – Anónimo
88. El rojo emblema del valor – Stephen Crane
89. La guerra de los mundos – H. G. Wells
90. El último de los vikingos – Frans G. Bengtsson
91. El anillo de los Nibelungos – Richard Wagner
92. Tom Brown en la escuela – Thomas Hughes
93. La vuelta al mundo en ochenta días (2.ª parte) – Julio Verne
94. El tamborcillo sardo – Edmundo de Amicis
95. El corsario negro – Emilio Salgari
96. Los tres mosqueteros – Alejandro Dumas
97. Veinte años después – Alejandro Dumas
98. Don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes
99. La rendición de Breda – José Luis Martín Vigil
100. La feria de las vanidades – William M. Thackeray
101. David Copperfield (2.ª parte) – Charles Dickens
102. El jorobado de Notre-Dame – Victor Hugo
103. El pistolero del Canadá – Karl May
104. El corazón de las tinieblas (2.ª parte) – Joseph Conrad
105. El fantasma de la ópera – Gaston Leroux
106. Robinson Crusoe – Daniel Defoe
107. La isla del tesoro (2.ª parte) – R. L. Stevenson
108. El zorro plateado – Karl May
109. La dama de las camelias – Alexandre Dumas (hijo)
110. La hija del corsario rojo – Emilio Salgari
111. En las montañas de la locura – H. P. Lovecraft
112. Hombres buenos y hombres malos – Emilio Salgari
113. El asedio de la cabaña blanca – James Fenimore Cooper
114. El tigre de Malasia – Emilio Salgari
115. La madre – Máximo Gorki
116. La loba – Giovanni Verga
117. Las aventuras de Tom Sawyer – Mark Twain
118. El pescador de esponjas – Anónimo
119. El misterio de la habitación amarilla – Gaston Leroux
120. Mujercitas – Louisa May Alcott
121. Los miserables – Victor Hugo
122. El misterio del cuarto amarillo (2.ª parte) – Gaston Leroux
123. Sandokán en la India – Emilio Salgari
124. La espada de honor – Emilio Salgari
125. La ciudad del rey leproso – Emilio Salgari
126. A través del Atlántico en globo – Julio Verne
127. Los papeles póstumos del Club Pickwick – Charles Dickens
128. El anillo del pescador – Anónimo
129. El espadachín de Roma – Arturo Pérez-Reverte (nota: título similar al estilo, pero el autor original no es de esta colección)
130. El diamante de la corona – Alejandro Dumas
131. La historia de un hombre honrado – Víctor Hugo
132. El abanico de Lady Windermere – Oscar Wilde
133. La ronda del crimen – Emilio Salgari
134. El oro del diablo – Anónimo
135. El halcón del desierto – Emilio Salgari
136. La hija del faraón – Anónimo
137. El último mohicano (2.ª parte) – J. F. Cooper
138. El huésped misterioso – Anónimo
139. La cabeza de un tirano – Emilio Salgari
140. Los náufragos del aire – Julio Verne
141. El pozo y el péndulo y otros cuentos – Edgar Allan Poe
142. La mujer de blanco – Wilkie Collins
143. La mujer de las nieves – Anónimo
144. Una princesa de Marte – Edgar Rice Burroughs
145. El faro del fin del mundo – Julio Verne
146. Las aventuras de Sherlock Holmes – Arthur Conan Doyle
147. Cyrano de Bergerac – Edmond Rostand
148. La espada del samurái – Anónimo
149. La carta robada – Edgar Allan Poe
150. El libro de la selva (2.ª parte) – Rudyard Kipling
151. Ella – H. Rider Haggard
152. Tiempos difíciles – Charles Dickens
153. La soberana del campo de Oro – Emilio Salgari
154. La tienda de antigüedades – Charles Dickens
155. El lobo del mar – Jack London
156. Las minas del rey Salomón – H. Rider Haggard
157. Aventuras de un grumete – Thomas Mayne Reid
158. Los hermanos Kip – Julio Verne
159. Aventura en el Mississippi – Thomas Mayne Reid
160. Aventuras de Allan Quatermain – H. Rider Haggard
161. Un drama en Livonia – Julio Verne
162. Drama en el Pacífico – Emilio Salgari
163. Prisionero de los Ogallalas – Karl May
164. La vuelta al mundo de dos pilluelos – (autor anónimo / adaptación francesa)
165. Nuevas Aventuras de Robinson Crusoe – Daniel Defoe
166. Los viajes de Marco Polo – Marco Polo
167. Héctor Servadac – Julio Verne
168. Los primos – Louisa May Alcott
169. Bajo las lilas – Louisa May Alcott
170. Heidi en la gran ciudad – Johanna Spyri
171. Los piratas del Caribe – Emilio Salgari
172. El espíritu del Llano Estacado – Karl May
173. El continente misterioso – Emilio Salgari
174. El lago de los ensueños – Johanna Spyri
175. La venganza de Winnetou – Karl May
176. En la boca del lobo – Karl May
177. Historia de un guerrero – Karl May
178. La última batalla – Karl May
179. A través del oeste – Karl May
180. A merced de un pistolero – Karl May
181. En las montañas de África – Emilio Salgari
182. Las aventuras de Tom Sawyer – Mark Twain
183. La promesa del Corsario Negro – Emilio Salgari
184. El Corsario Negro en pos de una venganza – Emilio Salgari
185. El triunfo del Corsario Negro – Emilio Salgari
186. Las tribulaciones de un chino en China – Julio Verne
187. Familia sin nombre – Julio Verne
188. La ciudad del Rey Leproso – Emilio Salgari
189. Los pescadores de ballenas – Emilio Salgari
190. Los exploradores del “Melodía” – Emilio Salgari
191. La perla del Río Rojo – Emilio Salgari
192. El pueblo aéreo – Julio Verne
193. La caza del meteoro – Julio Verne
194. Un descubrimiento prodigioso – Julio Verne
195. La jangada – Julio Verne
196. Ante la bandera – Julio Verne
197. A sangre y fuego – Emilio Salgari
198. Corazón – Edmondo De Amicis
199. Los papeles póstumos del Club Pickwick (I) – Charles Dickens
200. Los papeles póstumos del Club Pickwick (II) – Charles Dickens
201. Las aventuras de Simbad el Marino.Anónimo
202. Simbad en el reino de Ahmin. Anónimo
203. Simbad contra el reino de las Tinieblas. Anónimo
204. La jirafa blanca. Emilio Salgari
205. Yolanda. Emilio Salgari
206. La cazadora de cabelleras. Emilio Salgari
207. Las dos pruebas de Sandokán – Emilio Salgari
208. El conde de Chanteleine – Julio Verne
209. Cabezahueca Wilson. Mark Twain
210. Kerabán el testarudo – Julio Verne
211. Los quinientos millones de la princesa india – Julio Verne
212. Clovis Dardentor – Julio Verne
213. El piloto del Danubio – Julio Verne
214. El secreto de Wilhelm Storitz – Julio Verne
215. Novela de vacaciones – Julio Verne
216. El reloj de Maese Humphrey – Charles Dickens
217. El grillo del hogar – Charles Dickens
218. El abismo. Neal Shusterman
219. La tierra de Tom Tiddler – Charles Dickens
220. Los piratas del Estrecho – Emilio Salgari
221. El hijo del León de Damasco – Emilio Salgari
222. La galera del Bajá – Emilio Salgari
223. El desierto de fuego – Emilio Salgari
224. La campana de plata – Emilio Salgari
225. La cimitarra de Buda – Emilio Salgari
226. El buque maldito – Emilio Salgari
227. El anticuario – Walter Scott
228. El enano negro – Walter Scott
229. Guy Mannering – Walter Scott
230. Woodstock – Walter Scott
231. Rokeby – Walter Scott
232. Vieja mortalidad – Walter Scott
233. La doncella de Perth – Walter Scott
234. La dama del lago – Walter Scott
235. El rey de los cangrejos. Emilio Salgari
236. La heroína de Puerto Arturo. Emilio Salgari
237. El fin de un imperio. John Scalzi
238. Un experimento del doctor Ox – Julio Verne
239. El capitán Tormenta – Emilio Salgari
240. El capitán de la D’Jumna – Emilio Salgari
241. El gran cazador de las praderas – Karl May
242. Morgan
243. La hija del jeque – Emilio Salgari
244. La cristiana de la torre – Emilio Salgari
245. Los ladrones del desierto – Emilio Salgari
246. La llamada de la selva – Jack London
247. El perro de los Baskerville – Arthur Conan Doyle
248. La mina. Armando López Salinas
249. Tres corazones. Jack London
250. Aventuras entre los pieles rojas – Karl May
251. La expedición del pirata Trachsel – Jack London
252. Martín Edén – Jack London
253. Dubrovsky el bandido – Aleksandr Pushkin
254. La hija del capitán – Aleksandr Pushkin
255. Ruslan y Ludmila – Aleksandr Pushkin
256. Colmillo Blanco – Jack London
257. El mundo perdido – Arthur Conan Doyle
258. El signo de los cuatro – Arthur Conan Doyle
259. Nuestra Señora de París – Víctor Hugo
260. Lord Jim – Joseph Conrad
261. Trafalgar – Benito Pérez Galdós
262. Bug Jargal – Víctor Hugo
263. Los Miserables – Victor Hugo
264. Estudio en escarlata – Arthur Conan Doyle
265. Sir Nigel – Arthur Conan Doyle
266. Aventuras de Sherlock Holmes (I) – Arthur Conan Doyle
267. Hazañas del Brigadier Gérard – Arthur Conan Doyle
268. Aventuras de Sherlock Holmes (II) – Arthur Conan Doyle
269. La Compañía Blanca – Arthur Conan Doyle
270. Aventuras de Sherlock Holmes (III) – Arthur Conan Doyle
271. Frankenstein – Mary W. Shelley
272. Gaspar Ruiz – Joseph Conrad
Fascinante. Voy a ver si en Argentina las consigo para mis niños. Gracias por esto