25 de junio- ¿Te has creado ya tu "buckect List" para el verano?
La entrada invita a crear una “Bucket List” veraniega como ejercicio consciente para vivir el verano con intención, alegría y simplicidad.
El verano, por fin, ha llegado. Es tiempo de aletargarme un poco… y también de salir a vibrar. Es una estación que me invita tanto al descanso como al descubrimiento. Pero antes de dejarme llevar por la corriente, me gusta hacer una pausa consciente y preguntarme:
¿Cómo quiero que sea mi verano este año?
Elijo un rincón acogedor —en casa o en una cafetería fresca—, me llevo un cuaderno y un bolígrafo, y empiezo a anotar, casi impulsivamente, todo lo que me gustaría hacer, sentir o experimentar estos meses. Sin filtro, sin orden, solo dejando que las ideas aparezcan.
Después, poco a poco, voy organizando esas ideas por temas:
🏡 Hogar: cosas que quiero transformar o disfrutar en mi espacio.
🧠 Mente: lecturas, aprendizajes, curiosidades.
💛 Alma: momentos que me recargan, que me centran.
👫 Relaciones: personas a las que quiero dedicarles tiempo de verdad.
🧳 Salidas y viajes: grandes o pequeñas escapadas que me ilusionan.
Así construyo mi propio mapa mental del verano, un bucle amable de deseos, planes e intenciones. A veces lo reviso cada semana, otras simplemente lo tengo cerca, como recordatorio de que puedo elegir cómo vivir esta temporada.
Incluso me doy el gusto de ir tachando ceremoniosamente cada cosa que voy haciendo. No por cumplir, sino por celebrar. Por ejemplo:
Leer, por fin, ese clásico que tengo en espera desde hace demasiado. ¿Guerra y Paz?
Disfrutar de tardes relajadas de piscina, sin reloj.
Preparar cenas lentas, sin prisa, con gente querida.
Visitar ese lugar cercano que siempre postergo.
Porque el verano no tiene por qué ser grandioso para ser inolvidable. Solo necesita ser vivido con intención, con alegría… y con un poco de lápiz y papel.
Este podría ser el resultado:
🏡 En mi hogar
Reorganizar un rincón solo para leer o escribir.
Hacer limpieza de armario con música alegre.
Decorar el balcón o una ventana con plantas de temporada.
Probar una receta nueva y veraniega cada semana.
Crear un altar personal con objetos que me inspiren.
Pasar una tarde entera sin tecnología en casa.
🧠 En mi mente
Leer ese libro que lleva años en espera (el clásico, el denso, el que me impone respeto).
Escribir un diario de verano, aunque sea una línea por día.
Aprender algo nuevo (aunque sea pequeño): una palabra en otro idioma, una técnica de cocina, una manualidad.
Visitar una librería y dejarme llevar sin lista previa.
Ver un documental inspirador.
Escribir una carta que nunca enviaré.
💛 Para mi alma
Ver el amanecer al menos una vez.
Caminar descalza sobre césped o arena.
Hacer una lista de agradecimientos al final del día.
Meditar cinco minutos bajo el sol.
Pasar un día sin hablar, solo observando.
Crear una playlist del verano y bailarla a solas.
👫 En mis relaciones
Hacer una cena improvisada con amigos (sin planificar mucho).
Escribir una carta o email largo a alguien que quiero.
Visitar a una persona a la que hace tiempo no veo.
Tener una conversación larga sin móviles a la vista.
Invitar a alguien a dar un paseo sin rumbo fijo.
Preparar un picnic casero y compartirlo.
🧳 Mis salidas y viajes
Hacer una escapada a un pueblo cercano que no conozco.
Pasar un día entero en la naturaleza (sin reloj).
Visitar un museo o exposición con aire acondicionado y sin prisa.
Coger un tren sin destino fijo (o sin plan previo).
Redescubrir mi propia ciudad como turista.
Ir a ver estrellas en una noche despejada.
Sentirme turista por un día en mi ciudad
🍉 Mis caprichos felices
Comer una fruta con las manos y sin culpa. Las frutas de verano como la sandía o el melón son mis preferidas.
Tumbarme a mirar las nubes como cuando era niña.
Ir al cine sola con palomitas.
Comprar una revista solo por placer.
Dormir la siesta bajo una sombra natural.
Pintarme las uñas con un color distinto.
Estas son mis pequeñas alegrías cotidianas, pensadas para reconectar con el placer de lo simple y hacer que cada día tenga un pequeño brillo. No son grandes retos ni planes, sino momentos que, sumados, hacen que el verano se sienta especial. Pero podríamos añadir muchas más, como, por ejemplo:
Mojarme los pies en una fuente, río o charca.
Escuchar el zumbido de los insectos al atardecer.
Tomarme un café o un helado en una terraza sin prisa.
Leer unas páginas a la sombra, con el sonido de fondo de la calle.
Dormir con la ventana abierta y sentir el aire de madrugada.
Llevar sandalias todo el día y olvidarme de los calcetines.
Poner canciones que me hagan bailar mientras cocino.
Releer una novela ligera que me hizo feliz hace años.
Hacer fotos de cosas sin importancia: una flor, mi bebida, un rincón bonito.
Escribir una postal, aunque no salga de viaje.
Regar las plantas al anochecer, descalza.
Salir a pasear cuando baja el sol, sin meta, solo por caminar.
Escuchar una tormenta de verano desde casa.
Cambiar las sábanas por unas más frescas y meterme en la cama con esa sensación.
Poner un mantel bonito y comer fuera, aunque sea en mi balcón.
Encender una vela o incienso en una noche tranquila.
Cruzarme con alguien y saludarlo solo porque sí.
Leer en voz alta un poema solo para mí.
Dejar el móvil lejos durante una tarde entera.
Mirar cómo se mueven las hojas con el viento y no hacer nada más.
Anotar una cosa buena del día cada noche antes de dormir.
Inventarme un ritual pequeño para marcar el inicio o final de cada jornada.
Escuchar el silencio… y no llenarlo.
¿Lo pillas?
¿Yo ya he creado mi propia “lista de verano”? ¿Y tú?
Sí. Y me encanta volver a ella una y otra vez.
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